ENTREVISTA A KIKIN DESDE PORTUGAL

**Gianna1978** Vie Jul 31, 2009 3:21 am

Lisboa, 19 de octubre.- En el pueblo de Seixal, en las afueras de Lisboa, están las novísimas instalaciones deportivas del Benfica. Hasta ahí llegamos los enviados de ESTO y, aunque en tono amable, nos paran en seco apenas tratamos de cruzar la puerta.

¿Qué desean?

-Venimos a buscar a José Francisco Fonseca Guzmán...

¿A quién?

-Al Kikín...

Ah, al "Kikín"; por ahí debieron comenzar. ¿Son ustedes sus familiares, sus amigos?

-No, somos periodistas...

Va a estar difícil, porque la prensa solamente puede estar quince minutos en el entrenamiento y el "Kikín" no da entrevistas hoy; habló ayer con la prensa y no lo volverá a hacer hasta la próxima semana.

-Es que, sabe usted, venimos desde México especialmente para entrevistarlo.

¿Ya hablaron con él?

-Bueno, no; pero ya estaba enterado de que vendríamos.

Va a estar difícil. Déjeme preguntar a la oficina de prensa.

Transcurren diez minutos o más. En la cancha ya han aparecido los jugadores del Benfica. Unos visten de gris; otros de rojo.

Entre ellos descubrimos la figura del "Kikín" (¡Hey, paisano!).

Estamos tan alejados que es imposible que nos vea. Y, si gritamos, tampoco podrá escucharnos.

Carlos, el encargado de prensa, llega a nuestro encuentro.

Le explicamos nuestra encomienda.

Va a estar difícil...

Oiga ¿es lo único que aquí saben decir?

Y nos cuenta la historia: antes no era así, pero desde esta temporada, la prensa tiene muchas restricciones. En los entrenamientos, sólo quince minutos para mirar, desde la tribuna, donde se hallan reporteros y fotógrafos. Después, para afuera. Nada de entrevistas. Los jugadores no están autorizados para hablar, ni siquiera por teléfono, ni siquiera cuando ya están en sus casas, ni siquiera para México...

Nos permite el paso.

La advertencia es una orden: solamente quince minutos, igual que los demás.

Ni modo que digamos que no.

El entrenamiento ha comenzado a las tres de la tarde.

La lluvia ha cesado. Hasta el sol aparece, tibiamente, abriéndose paso en un cielo embravecido.

El desánimo que trajo esa derrota de 3-0 en Glasgow, poco a poco desaparece conforme se ponen a trabajar estas Águilas rojas, que junto con Oporto y Sporting se disputan las preferencias de 10 millones de portugueses.

El técnico Fernando Santos, malencarado, se cruza de brazos en el centro de la cancha mientras que deja trabajar al preparador físico. El "Kikín" le pone empeño a los ejercicios y buen humor. Siempre está sonriente y contagia a sus compañeros, que gastan su energía en cada movimiento.

Le quieren.

Aunque muchos de ellos hablan portugués y él lo hace en español, se entienden.

El idioma, dentro de la cancha, es universal.

Quince minutos es muy poco tiempo y se van de volada.

Carlos vuelve a la carga.

Apresura a todos, a propios y extraños.

Hay que dejar la tribuna.

De ahí nos conducen hasta la sala de prensa y, desde una ventana, mientras veo la práctica, me pregunto por qué tanto misterio. Si desde ahí se puede mirar lo que hace el equipo, por qué nos mandan tan lejos. ¿Se habrá perdido algo?

Una "cascarita" pone fin al entrenamiento. Después, todos al baño.

El "Kikín" ya nos ha visto y, con una seña, desde lejos, nos pide que lo esperemos mientras se baña y se cambia de ropas.

Carlos, otra vez él, está al pendiente.

Dice que nada de entrevistas, que así son las reglas.

Sólo después de ver nuestra paciencia y, quizá harto de nuestra insistencia, acepta: pueden verlo, pero solamente un momento.

Ya se ha bañado y ya se ha perfumado. Luce unos zapatos blancos, unos jeans y una sudadera roja, como el color de su nuevo equipo.

"¿Qué onda?".

¿Quihubo?

"¡Qué gusto que estén aquí! ¿Cómo les ha ido? ¿Cómo está México?".

El que hace las preguntas soy yo...

"Bueno, pues dale".

Cuéntamelo todo...

"Yo feliz... a pesar de que no juego. Me tratan muy bien; estoy en un gran equipo, tengo unos compañeros formidables, la gente es muy amable conmigo... pero no juego, no lo que quisiera".

"El otro día, en Glasgow, apenas estuve 13 minutos en la cancha, y cuando ya perdíamos 2-0. Por eso, cuando estaba calentando, le dije al preparador físico: mira, una vez, cuando estaba con Pumas, jugué quince minutos y anoté tres goles, pero eso no lo puedo hacer siempre. Perdimos por 3-0 y quedamos en una situación tan complicada, que solamente un milagrazo nos hará pasar a la siguiente ronda. De todas maneras, vamos a hacer la lucha, porque si algo tiene este equipo es un espíritu y un orgullo inquebrantables".

"Te lo vuelvo a decir: estoy muy a gusto, muy cómodo, pero lo que quiero es jugar".

Al "Kikín" no se le borra esa sonrisa que tiene pintada en la cara.

Abierto, guasón, dicharachero, siempre tiene una puntada para darle sabor a cualquier tema que hables con él.

¿Ya hablas portugués?

"Eu falo muito poco".

Y explica que los idiomas tan parecidos no le dificultan en nada la relación, el trato con sus compañeros.

"Pero necesito estudiar -afirma-. Me estoy haciendo comodino y eso no me gusta. Ahora mi familia no está aquí; mi papá y mi mamá se fueron para México, pero Rodrigo Barragán, mi ex compañero en Pumas, está viviendo en mi casa y, además de que me ayuda su compañía, tengo con quién hablar: Te digo que no me gusta, porque eso me facilita las cosas y no me obliga, no me fuerza a hablar el portugués. Ya me imagino las que estarán pasando Pavel Pardo y Ricardo Osorio, en Alemania; y Carlitos Salcido, en Holanda. Ahí sí que tendrán problemas para comunicarse", y suelta la carcajada.

Le traigo saludos de Hugo Sánchez, con quien hablé la otra vez; y del Guille Franco, a quien le platiqué que vendría para acá.

"Son mis cuates -dice-. Hugo es una persona a quien admiro y quiero. Juntos ganamos dos títulos para Pumas. Es todo un personaje".

Y no te has cansado de decir que es el técnico ideal para la Selección Mexicana...

"Sí, porque así lo creo. Es un tipo que consigue todo lo que se propone. Es un triunfador, es un ejemplo para todos nosotros".

Cuando fue tu entrenador te puso en varias posiciones y te hizo correr de veras...

"Sí, me puso de volante, de lateral, de centro delantero. Y, yo, muy conforme. Es lo que quisiera que ocurriera aquí. Mientras me pongan, yo juego de lo que quieran".

¿Te llevas bien con Fernando Santos, tu entrenador?

"Muy bien".

¿Entonces?

"No sé. Juego sólo por minutos".

¿Qué diferencia ves entre el futbol mexicano y el futbol portugués?

"Que allá jugaba y aquí no", y vuelve a soltar una carcajada antes de puntualizar.

"No hay mucha diferencia. Creo que el estilo es muy parecido. Por eso me acomodo, por eso me siento a gusto, a mis anchas. Sólo me falta jugar, ser frecuente en las alineaciones, luchar como me gusta hacerlo, colaborar a los triunfos de mi equipo".

¿Estás contento?

"Al venir a Europa cumplí uno de mis sueños y no me ha importado comenzar desde cero otra vez. Soy luchón, insistente, terco, siempre quiero estar perreando".

"Y te digo, la gente me trata muy bien. Si no fuera así, y sin jugar, sería muy complicado. De cualquier modo no me desanimo. Sé que llegará el momento en que tendré la oportunidad de jugar, de anotar, de servirle al equipo que confió en mí y me contrató".

José Francisco Fonseca Guzmán acaba de cumplir 27 años (el 2 de octubre pasado). Vive en un departamento, cerca del estadio del Sporting. Tiene contrato con el Benfica de aquí a 2009. En su mano izquierda luce tres cintas de colores verde, blanco y rojo. En la derecha una muy delgada, de tono morado, y otra más, con unos cuadritos de color café.

No tiene automóvil. Ahora le auxilia su compañero Miguel, quien entra a la salita donde platicamos y le pide que ponga su autógrafo sobre una postal, porque es petición de un aficionado. Además le dice que un chiquillo lleva horas, allá en la puerta de salida, esperándolo, porque quiere platicar con él. Entonces nos vamos hacia ese rumbo. Y el "Kikín" atiende al garoto, que le pide una firma y una foto a su lado, mientras, embelesado, se le queda viendo con admiración.

Yo me despido de él.

Pactamos una cita para mañana, después del entrenamiento.

Va a estar difícil, pero ya veremos la manera de despistar a la gente de prensa del Benfica.