ROMANO SE CONMUEVE CON LAS PALABRAS QUE LE DIJO KIKIN

**Gianna1978** Dom Jul 19, 2009 4:36 am

MÉXICO.- La última vez que se vieron fue al mediodía del 19 de julio pasado. Por eso, el reencuentro de ayer fue tan conmovedor, que Rubén Omar Romano contuvo las lágrimas en sus ojos, que se pusieron rojos tras abrazar a cada uno de los jugadores de Cruz Azul.

Vestido con una camisa negra y pantalones de mezclilla azules, el entrenador de La Máquina ingresó al hotel de concentración de su equipo a las 14:25 horas, acompañado por su inseparable amigo y auxiliar técnico, Isaac Mizrahi.

Apenas puso un pie en el lugar, Romano recibió su nuevo teléfono celular de manos de un vendedor, apuntó el número, y después se dirigió hacia el restaurante del hotel, donde ya estaba listo el bufet para la comida del plantel celeste.

Recién llegados del entrenamiento en La Noria, Xochimilco, los cruzazulinos fueron directamente a la mesa donde se encontraba Rubén Omar para saludarlo tras 66 días sin estrecharlo.

Entre los saludos más efusivos destacaron los de César "Chelito" Delgado, quien conversó alrededor de tres minutos con el estratega, y provocó que Gabriel Pereyra y John Restrepo le hicieran burla con comentarios como "ay sí, papi, papi", pero definitivamente el abrazo y las palabras de Francisco Fonseca, último en presentarse con Romano, emocionaron casi hasta el llanto al entrenador argentino.

"Te extrañamos mucho, Rubén. Estamos todos muy felices y conmovidos por tu regreso. Ya te necesitábamos de regreso en la banca", le susurró "Kikín" a Romano, quien hizo lo posible por no derramar ni una lágrima.

Rubén Omar se sentó a comer junto a Mizrahi, el entrenador de porteros Norberto Scoponi, el preparador físico Ernesto Betolaza, el secretario técnico Carlos Villar, y su padre, el señor José Romano.

Un poco de pasta y pescado, más un refresco, así como tres cigarros fue lo que consumió Romano, quien en adelante se mostró sonriente.

Más tarde llegaron Guillermo y Alfredo Álvarez Cuevas, presidente y vicepresidente de Cruz Azul, respectivamente, para charlar alrededor de 40 minutos con el técnico. Dos tazas de café bebió Romano en esa tertulia.

Incluso, el delantero del América Claudio "Piojo" López, quien se encontraba en el mismo sitio, se acercó a Rubén para darle también la bienvenida. Igualmente acompañaron un rato a Romano sus amigos Sergio Bueno y René Isidoro García.

Así fue la reincorporación del estratega a La Máquina, aunque todavía anoche durmió en casa.

Gracias a Isaac regresé

No hubo nadie más importante en la negociación con los secuestradores de Rubén Omar Romano, que su amigo y asistente técnico Isaac Mizrahi.

Sin utilizar ningún calificativo, el entrenador argentino explicó la relevancia del papel de Mizrahi durante los 64 días que estuvo secuestrado.

"Tengo que agradecerle a una persona muy especial, a alguien que le di un compromiso y creo que sufrió y estuvo secuestrado igual que yo, que es Isaac Mizrahi. Él fue el que conectó todo, al que le di la responsabilidad de mi vida y el que me la regresó", sentenció Romano.

El ex portero resultó ser el mejor apoyo para la familia Romano.

"Isaac fue el único que negoció, bueno con mi hija (Carolina), porque después tuvo que participar un familiar, y mi mujer, en primera instancia, estuvo internada. Entonces mi hija tomó un papel importantísimo, lo cual me dolió mucho porque hubo momentos de tensión donde tuve que decir cosas que me obligaban y que no quería que escuchara mi hija, pero ella tuvo la fuerza para entender que no era verdad lo que estaba diciendo porque tenía atrás a Isaac", indicó Romano.